"La fe demuestra la realidad de lo que esperamos; es la evidencia de las cosas que no podemos ver" Hebreos 11:1 NTV
La fe es la certeza de lo que se espera, los niños están seguros de lo que esperan, ellos están seguros de lo que recibirán. Un niño puede confiar, su fe es inquebrantable, extravagante, es muy insistente. Nada lo mueve, nada lo hace dudar, el puede estar seguro de que recibirá lo que ya pidió. Un niño puede atreverse a pedir por cosas imposibles, por eso un niño cree en milagros. La fe de los niños es un gran tesoro, la fe de los niños es una semilla poderosa que siempre da frutos abundantes y maravillosos, la fe de los niños puede mover las montañas de incredulidad, miedo, temor y dudas, los niños son maestros de la fe, ellos nos enseñan a creer, a confiar, a reír, a soñar y a amar sinceramente. La fe de los niños toca el corazón de Dios, un niño sabe pedir, buscar y llamar; por eso recibe milagros, encuentra soluciones y se le abren las puertas de bendición. La fe de los niños es sencilla y humilde, no busca impresionar a nadie, no busca reconocimiento. Un niño que tiene fe es el más poderoso guerrero, la fe de los niños es valiente, desafiante y a la vez tierna y compasiva; la fe de un niño es un precioso tesoro. ¡Señor, ayúdanos a tener siempre la fe de los niños! Claudia Olivera (miembro del equipo KIMI México)
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KIMI México. Archivos
Julio 2021
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